Dormidos
Y
quedamos dormidos, fatigados...
los
dos cuerpos desnudos sobre el lecho;
yo
extasiado, soñando el blanco pecho,
tú
yaciendo en mis fuegos sofocados.
Y
se van los placeres sollozados
como
mismo nosotros hemos hecho
por
gozar sus espacios, mismo trecho
de
calma hasta volver a ser llamados.
Y
la noche se agranda, se convierte
en
un manto sereno y claroscuro
que
arrullando la piel me pone en suerte
un
cálido placer, el aire puro
y
un despertar después, que esté seguro
de
oír tu fragancia y de, en mi cuerpo, verte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario