INDOLENCIA
Yo
me senté a esperarla, a que viniera
con
su sonrisa fácil, satisfecha
de
regalarme ya la vida hecha
hilando
plenitud a su manera.
Me
aposenté en sólo desearla,
calmada
la pose, anhelante el gesto,
perenne
al trasluz de la prisa, opuesto,
a
fin de recibirla y festejarla.
Una
vida entera así, diluyendo
cada
tempo de espera en lo distante
que
trajese a mi lado al bienandante
y
abrigara mis ansias con su atuendo.
Hoy
veo la actitud inoportuna
de
enarbolar, igual que tanta gente,
la
idea de no dar un paso al frente
esperando
a que llegue la fortuna.
Así
es todo, y más en el amor... pues como un potro
veloz,
hay que ir al galope sin compás de espera,
yendo
como loco detrás de aquel a quien se quiera
o
en el camino por donde viene a ti, surgirá otro.
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