El
césped y la rama
Con
ansia observa la grama
y
desconsuelo,
la
lejanía en la rama
que
toca el cielo.
Su
verde es igual delicia
como
el de ella,
pero
la rama acaricia
casi
una estrella.
La
grama no llega a tanto,
calla
y observa,
y
hasta el rocío es el llanto
a
ras de hierba.
Arriba
la rama atiende
soles
y brisas
que
bajo la hoja, alpende
es
de sonrisas.
Y
más abierta al paisaje
y
más inquieta,
aquélla
hace un visaje
al
sol, coqueta.
El
césped frunce una ceja,
eso
le angustia,
y
lanza, leve, la queja
de
una flor mustia.
Es
otro canto a la vida,
es
otro canto,
es
música inadvertida
que
suena a llanto.
¡Cuán
necio es ansiar un salto
desde
tan bajo hasta tan alto!
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