Suelo percibir la necesidad de pensar con apasionamiento, como si mis ideas realmente helasen por su intensidad,como si fueran de nieve mis percepciones y quisiera al mismo tiempo prender una chispa en la mente que derritiese mis níveos pensamientos.
La pasión es como la luz del sol, a veces cálida y, otras, insoportablemente abrasadora.
LA PASIÓN ES COMO LA LUZ DEL SOL, A VECES CÁLIDA Y, OTRAS, INSOPORTABLEMENTE ABRASADORA.
ResponderEliminarEsta construcción es una aseveración rotunda y por ello escapa a la acotación aforística para estar en la sentencia. Las sentencias, como su nombre indica no se pueden desmenuzar filosóficamente (al menos yo no tengo envergadura para ello), por lo tanto, querido amigo, en su defecto te hago un panlogismo lo más emparentada a la cuestión; que por satisfacerme del disfrute que me supone hacerte un comentario, me expongo al ridículo de decir exactamente, nada nuevo, con otras palabras.
Es la pasión lo contrario de la acción; y vive en el estado pasivo de los individuos, pero, cuando recibe un revulsivo externo… perturbación o efectos desordenados del ánimo; amores muy vivos a otra persona, con apetito y vehemente sin vivir, acarrean tristeza, depresión, abatimiento y desconsuelo. Por ello la pasión viene a ser la acción de padecer.
La pasión cuando se sale de su naturaleza pasiva, es como cuando a algo inflamable le toca el fuego; se sale de toda contención a pretender cosas imposibles, que las posibles, pasión no llevan.
La pasión (ya en acción) considera su meta como si fuera El Dorado con todo su oro y “espoleará y reventará caballos para llegar al colofón remate de su disfrute”. En caso contrario morirá si hiciera falta, incluso, con alegría.
La pasión exacerbada insisto, cuando se inflama, tiene su vivir en su propio infierno. No esperará de la vida, porque sabe que en esta, para la gran pasión, no puede ofrecer remedio alguno la existencia. La pasión tiene de fanatismo y mucho de ¡por rozones! Conoce de sogas y cabestros; de tomarle medida a los puentes; de somníferos al por mayor, etc.: de las viejas soluciones únicas, cuando no se tiene la gran ayuda de una fuerte capacidad humana de sufrimiento. La pasión desesperada (que no es la pérdida de la paciencia, ¡ojala!) es el otro extremo de todas las cosas. A todas ellas se les puede imprimir pasión, pero, saltémonoslas todas salvo las concernientes a Napoleón y Hitler… que… por la pasión de poseer el mundo, a pesar de no haberlo conseguido, les faltó poco para llevarse la humanidad por delante. Recibe los confianzudos y desmitificados saludos de siempre.
Antonio Domínguez.
Querido Antonio: Como cada vez que haces comentarios en relación con alguno de mis pensamientos, te doy antes que nada, las gracias. Eres tan profundo en la observación y el análisis de lo que quiero sugerir con ellos, que muchas veces quedan, tras tu comentario, mis sencillas reflexiones abstraídas en la superficie ante tan intenso modo de enfocar la idea. Pero me gusta eso, ya que
ResponderEliminarsólo trato de mostrar con palabras lo que me dice el alma y no buscan mis frases la pretensión de ninguna enseñanza. Sólo expresar ideas personales con una cierta dosis melada en el panal que pone dulzura en la palabra. Tus profundas consideraciones son la guinda en el pastel, esa tilde muchas veces imprescindible sobre una vocal...
Gracias y un abrazo.