lunes, 1 de julio de 2013

SUSURROS DEL DUENDE. NÚMERO XIV








La madurez no se alcanza con los años ni con el ejercicio de la experiencia.
Creo que hemos de mirar a menudo en nuestro interior y reflexionar serenamente.


La sabiduría es el resultado de la mezcla de cierta inteligencia con altísimas dosis de curiosidad.



2 comentarios:

  1. LA SABIDURÍA ES EL RESULTADO DE LA MEZCLA DE CIERTA INTELIGENCIA CON ALTÍSIMAS DOSIS DE CURIOSIDAD.
    Antes que nada Pepe te agradezco expresamente la buena acogida en tu página. Divertimento que necesito y así mismo como entretenimiento; que tanto uno como otro los considero de mucha altura, por los conceptos más que filosóficos (que no son mas ninguna otra cosa, que tu conocimiento exhaustivo del lenguaje), por lo que a tus ideas propenden, liban y despejan. Todo ello me reconforta de dignidad cuando me muerde el sentimiento de la osadía; que es, pasármelo tan bien opinando de asuntos que verdaderamente me gustan.
    He hecho varios apuntes en el trasiego de un par de días, con el deseo de comentar este pensamiento. Sin plantearme primero que nada, de, el porqué me fascina; lo cual preguntarse, es imprescindible inicialmente para empezar la penetración analítica. Como tengo comprobado, los aforismos interesan más si se determina de conceptos superiores. En este caso se trata nada menos que de la curiosidad y la sabiduría (casi nada). Es por lo que, ello, me relaja saber, que cualquier opinión medianamente repasada tiene el pase de la viabilidad. Por lo demás hasta ahora,- porque vendrá mas-, participo, por el goce personal de portar pequeña lámpara en la gran luminaria de la fascinación.
    Las grandes dosis de curiosidad, vehículo para llegar a aprender… “a vivir aclimatado en las tierras del saber”, son el poder del poder “derribar”, o dar la vuelta, o pasar por detrás de las cosas y asuntos: como el único camino de la sabiduría. Ello, lo aconseja expresamente así el aforismo.
    La sabiduría (cuando excede a la cultura que le es propia) que aquí “es la gloria a alcanzar” no tiene contundencia porque depende de dos factores: inteligencia y mucha curiosidad; que no es lo mismo que un poquillo de curiosidad. Cuando concurren factores de primera especial, aunque sean solo dos, es difícil que se fusionen siempre; pero, cuando se fusionan y por ese efecto nos posee la diosa sabiduría; aun por poco tiempo que nos goce y la gocemos, se nos llenará la cabeza de esos halos, aureolas “de santidad”; en ese par de días que estemos transfiriendo de la curiosidad a la sabiduría. Son cortos los espacios en que nos sentimos plenos, exactamente igual que si toda la gente nos dijera que somos muy buenos, por eso, o eso es lo que nos espolea la curiosidad: el espíritu de supervivencia, la presión animal volcada sin reserva al conocimiento preservador de infortunios y salvador de las consecuencias de horribles ignorancias. Y ahora en gesto claro de huir de la complicada completitud a que llevaría todo esto. Recibe los alegres saludos a pique del relajo, que personifican la confianza en que siempre nos hemos desenvuelto.
    Antonio Domínguez.

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  2. Antonio: No eres tú quien tiene que estar más agradecido y satisfecho por nuestra interrelación a través de mi blog. Soy yo el que debe estar y está, sin duda, más contento por esa grata correspondencia entre nuestros pensamientos. Tú le pones a las ideas que me atrevo a pensar en alto una dimensión que ni yo mismo sabría llevar al punto de la razón donde tú las llevas. En el análisis, en ese difícil ejercicio de sumergirse como las raíces de un árbol en la esencia de lo que desea decir una frase serenamente pensada, estimo que tus amplios conocimientos filosóficos le dan a un simple pensamiento una altitud o una profundidad a las que muy pocos sabrían llegar.
    Cualquier comentario tuyo, por tanto, será siempre muy bien venido al blog, incluso cuando discrepes en torno a una idea. Tienes las puertas abiertas, amigo mío.
    Un abrazo.

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