viernes, 25 de octubre de 2013

MÚSICA








Música


Ese vapor distinto, siempre ardiente
que calienta mis pasos y liba mi frente
es amor que me llega, dolor que se esfuma
más allá de la pena y su vientre de bruma
cada vez que su murmullo hace presente.

No me duermo sin haberla adivinado
armoniosa paseando por mi lado.
Y aún dormido, llegan suaves como brisas
sus rumores, sus jadeos, sus sonrisas
de bolero, pasodoble, polca o fado.

Nadie enredado en sus “latires” se resiste
a la paradoja, siempre alegre, siempre triste
que su voz en verso impasible manifiesta
en cada corazón, como respuesta
incluso a la pregunta que no existe.

Es su gracia reposada, lo mismo que viajera,
la que se queda o va a donde se la espera.
Cualquier lugar es bueno para esa fantasía
que pone en los oídos la fértil cortesía
del creador sublime que un canto compusiera.

Es la música... hechicera sutil del sentimiento
que tantas veces anda por la vida, desatento.
Sin ella, nadie podría caminar comprometido
en anhelar felicidad, siquiera andar vestido
con un traje de hilo inmune al desaliento.

Es la música… esa cosa callada y elocuente
que nadie ve y todo corazón la siente.



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