Reloj
y mariposas
El
reloj de bolsillo sobre el prado
palpita
indolente un ritmo constante,
marcando
el minuto, el tiempo, el instante,
cierto
sabedor de que no has llegado.
La
tarde y las seis surcan su costado
en
la cita que se mueve esfumante
y
aguarda el reloj, callado, elegante,
aunque
tu tardanza es su desagrado.
Ya
las siete son y las mariposas
rondan
el reloj que el tiempo devora
dolidas
con tu ausencia y con tus cosas.
El
color de sus alas se edulcora
en
el cristal que ocultan, primorosas,
como
si ansiasen confundir la hora.
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