Corazón
dormido
Eres,
corazón dormido, como el aire.
Eres,
sí, como el aire, corazón dormido.
Para
mí tan sólo, el aire que respiro,
ese
aire que, aparte de ser mío, es de nadie.
Corazón
dormido tú, mi enamorada,
y,
por la lejanía, corazón distante,
mas,
distante y dormido, corazón que arde
prendido
en una dulce llama que no apaga.
Como
el aire, sí, eres serena brisa que ventila
el
entorno de un vergel en el ansia que respira
de
sus soplos apacibles, vaivén de terciopelos.
Como
el aire, sí, mi huella necesita tu presencia
y
tu aliento con un aldabonazo ante mi puerta.
Me
urges como luz, corazón dormido, ya despierto.
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