COMO
UN RELOJ DE ARENA
Es
nuestro amor como un reloj de arena
que
empieza a extinguirse grano a grano,
latiendo
en un compás preciso y vano
tras
su drama final y su condena.
Comienza
palpitante, enardecido,
posado
en su recinto transparente
de
frágil cristal que inquieto consiente
la
pérdida del caro contenido.
Poco
a poco, la arena desatiende
el
hueco que se tinta de delicia
y
del último grano se desprende.
Todo
queda propuesto a la pericia
de
invertir la pose del reloj. Pende
otra
vez el amor que desperdicia.
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