jueves, 22 de mayo de 2014

DETENTE


Detente

Como abejas que inflaman mi colmena
de esperanzas, delirios y suspiros,
y entre luces, cual canto de zafiros
luminosos, el alma se me llena.

Como el aire, que siempre en movimiento,
escribe con su aliento de frescura
la sencilla y airosa partitura
que escucha el corazón y canta el viento.

Como olas devoradas por la espuma
que desvelan el sueño flameante
de vivir para siempre cada instante
hasta el bajío que al azul esfuma.

Como palomas de alas mensajeras
que buscan otro destino diluido
en su instinto sutil, sexto sentido
que las vuelve volantes hechiceras.

Como flor que ofreciendo sus indicios
de colores al valle o la pradera,
donde el tallo nervudo se atrinchera
en vegas, sendas, como precipicios.

Como nubes, celestes peregrinas
de lánguidas e inquietas andaduras,
que bogan las etéreas alburas
al amparo de turbias bambalinas. 
 
Como faros de luz divagadora
ataviados de guiños inconstantes
no son de mañana, de ayer ni de antes,
pues su gesto veraz es el ahora.

Lo mismo que abejas, aire, olas, flores,
igual que nubes, faros o palomas,
a mi puerta llamas y luego asomas
vestida de candor y de rubores.

Enredada en un tul que transparente
me convida a ver, falsa celosía,
te llamo y te sugiero “ven, sé mía,
cruza el umbral, acércate y detente.”



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