Desnudez
tras el espejo.
Contémplate
en el espejo
y
dime, mujer hermosa,
si
alguna mirada airosa
no
se advierte en su reflejo.
Gira
el cuello, y de reojo
observa
y mira una vez
que
habiendo nieve en tu tez
en
tu mejilla hay sonrojo.
Apaga
la luz, convida,
porque
tu contorno bogue
radiante
tras el azogue,
a
la otra luna, encendida.
Que
se regale la noche
sobre
tu torso desnudo,
que
cante tu cuerpo, mudo,
y
tu pudor desabroche.
Que
se adornen los cristales
en
ese tu pecho, erguido,
que
latido tras latido
simula
ansiosos puñales.
Mira
el reflejo, delira,
cuanto
ves se transfigura,
pues
más que ver tu figura
es
ella la que te mira.
Y
ese reflejo convida
al
brindis de ardiente copa
por
ese cuerpo sin ropa
en
esa
alma desvestida.
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