El ser humano, cuando conoce las
fuerzas de su espíritu, cuando controla esa fortaleza única, puesta
solamente en él por la Naturaleza, es la realidad más admirable de
la creación.
La nostalgia es el anhelo
de algo grato vivido y recordado. Es bueno llevar esos recuerdos en
la mente, ayudan a sonreír; pero no lo es tener siempre la mirada
vuelta atrás y conformarse sólo con eso, sin tratar de sumergirse
en nuevas situaciones que regalen cada día una nueva gota de
felicidad.
Con esa tercera frase de
este Susurro del duende nº II
quiero expresar la idea de que, si no falseamos nuestro corazón, si
somos espontáneos, es ese alma, ese espíritu que late en cada uno,
el que dice sin palabras todo acerca de nuestra bondad y de nuestros
defectos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario