SUSURROS DEL DUENDE . NÚMERO XXV

Has puesto la miel no solo en mis labios, también la has depositado en mi corazón.

Aún podría vivir sin ella cerca de mi boca, pero ya es tarde para desprenderla de los espacios que conforman mis sentimientos.

¡Luz, por favor, enciéndete cada vez que mi mente se quede a oscuras!

SUSURROS DEL DUENDE. NÚMERO XXIV

Serenamente, como si los compases de la vida se volviesen cadenciosos, como una melodía levemente susurrada, así percibo ahora los pasillos de mi espíritu que otrora fueron escenario de furor y desenfreno.

Pienso que no conseguiré nunca saber quien soy, sino quien creo ser.  

SUSURROS DEL DUENDE .NÚMERO XXIII

La adversidad es poseedora de un mecanismo que sirve para calibrar la entereza del ser humano.

Hoy tengo el alma encendida. Mis pensamientos y deseos son totalmente distintos de los cotidianos, inundándome el espíritu de un inusual coraje que es capaz de lograr que sea del todo sincero.

No hay sensaciones que cansen tanto como el hastío y el aburrimiento.

SUSURROS DEL DUENDE . NÚMERO XXII

Medita y sentirás el tintineo de los cascabeles en tu pensamiento.


Soy un hombre al que su alma le sigue considerando el niño de siempre.


Un grito de dolor estremece menos que la mirada triste de un niño.

SUSURROS DEL DUENDE. NÚMERO XXI

Aún estando solo, siempre me siento escoltado por alguien que escribió un libro con el deseo de instruirme o hacerme simplemente compañía. De un modo u otro, parte de ese gesto generoso queda instalado para siempre en mi corazón.

Hoy deseo vivir plenamente, así que me meteré de lleno en mi fantasía.

SUSURROS DEL DUENDE. NÚMERO XX

La mentira no es nunca del todo mentira. Siempre tiene una parte de verdad  que es la que confirma precisamente que es mentira.
Si dijese lo contrario de lo que digo, mentiría; por eso llego a esta consideración, que tampoco crean ustedes que está muy cercana a la verdad.


El mal no está tan mal cuando se hace mal.

SUSURROS DEL DUENDE. NÚMERO XIX

A las tardes les falta la gracia que les sobra a las mañanas.

La cometa juega con el viento como un niño al que únicamente le importase divertirse. El aire en movimiento parece desesperarse por quitársela de encima, pero mientras éste lo intenta, ella con sus mayores risas juguetea y su felicidad parece contagiosa.

Una vez soñé que estaba despierto y simulaba estar dormido para poder soñar...

SUSURROS DEL DUENDE. NÚMERO XVIII

¿Y si el universo solo fuese un grano de arena en medio de un desierto de miles de millones de universos impensados?

¿Y si un millar de universos pudiesen contener el interior de un grano de arena?

¡Qué fácil es dibujar el horizonte!

Tanto como difícil es ubicarlo en su lugar exacto.

SUSURROS DEL DUENDE. NÚMERO XVII

Hay miles de formas accesibles para poder mentir. Sin embargo solo una para decir la verdad. La mentira tiene atisbos de representación teatral. La verdad carece de dotes interpretativas.




Cuando el hombre se enfurece, el otro yo de su personalidad se da el gusto de ponerlo en evidencia.

SUSURROS DEL DUENDE. NÚMERO XVI

La cólera acaba siempre dejándote desnudo.

No hay nadie tan consciente de lo poco que sabe que el verdadero sabio. La prodigiosa mente humana no está capacitada para saberlo todo. Eso es imposible. Incluso lo es saber bastante. El hombre sabio sólo percibe una minucia de lo infinito que le queda por atisbar y entender.

Es tanta la simpleza de querer tener siempre la razón, como de no tenerla nunca.

SUSURROS DEL DUENDE. NÚMERO XV

Sonríe siempre y verás un poco de cielo.

Mi hogar ideal no creo que haya podido ser concebido por ningún arquitecto. Tendrá piso y techo, pero no paredes. El resto de la estructura estará compuesto por puertas y ventanas abiertas.

¿Dormiré tranquilo esta noche?

¿Mi conciencia no me dirá nada?

¿Se irá a la cama antes que yo?

SUSURROS DEL DUENDE. NÚMERO XIV

La madurez no se alcanza con los años ni con el ejercicio de la experiencia.

Creo que hemos de mirar a menudo en nuestro interior y reflexionar serenamente.

La sabiduría es el resultado de la mezcla de cierta inteligencia con altísimas dosis de curiosidad.