martes, 30 de julio de 2013

SUSURROS DEL DUENDE. NÚMERO XXIV








Serenamente, como si los compases de la vida se volviesen cadenciosos, como una melodía levemente susurrada, así percibo ahora los pasillos de mi espíritu que otrora fueron escenario de furor y desenfreno.


Pienso que no conseguiré nunca saber quien soy, sino quien creo ser.  




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