La
mentira
No
vi el ataque, pues me cogió de espalda,
mientras
con la vida charlaba y sonreía,
no
advertí que la figura electa fue la mía
cuando
quieta retaba al aire cual giralda.
De
tus ramas y tus flores pendía luminosa
la
enjambrazón de colores con la dieta
de
perfumes que pintan a la rosa de violeta
y
tejen de olores violeta al tinte de la rosa.
No
supe ver el filo de la daga, ni un destello
gentil
llamó a la puerta desde donde mira
ahora
el sentimiento con el agua al cuello.
Punta
acerada que la senda de una espira
va
agostando un corazón que lleva el sello
de
tu aliento sorprendido en la mentira.
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