domingo, 17 de noviembre de 2013

LA OFERTA PRIMITIVA







La oferta primitiva



Apoyada pensativa en la pared
sugerente, encendida, invitadora...
mirando sin mirar, el cuerpo escora,
obstinada en no mostrarlo a su merced.

Cabellos y ojos negros, blanco pecho
de respirar ansioso en su flirteo
por hacer al varón incauto reo
del vicio de la carne y su provecho.

Es su faz distraída una llamada
de acuerdo con la raja de su falda;
un fatuo señuelo que se salda
con una rosa abierta, flor licuada.

No es del todo amor, es placer, pero
sí amor que se compra con dinero.


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