sábado, 10 de agosto de 2013

SUSURROS DEL DUENDE. NÚMERO XXXII








El pudor no permite a casi nadie ir desnudo por la vida.
Por esa misma causa también son muy pocos los que se atreven a  decir todo lo que piensan.


Soñé una vez que llovían flores y, aun así, no todo el mundo cerraba sus paraguas.



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