jueves, 15 de agosto de 2013

SUSURROS DEL DUENDE. NÚMERO XXXVII









La fantasía la llevamos todos a flor de piel, aunque pocos son los que agitan el cuerpo para ocuparse de coger al vuelo algunas chispas antes de que vuelvan a posarse.


Sentirse libre es como percibir que se tienen alas en la voluntad.


El ciego no ve, el iluso sí. Pero el segundo percibe muchas menos cosas ciertas que el primero.




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