Robar
un beso
Quiero
poder alguna vez robarte un beso
y
llevármelo dormido en la garganta
esperando
a saber qué tiempo aguanta
la
tuya en pedir que robe otro, sólo eso.
Quiero
atreverme y ver lo que sucede
al
ver brotar la siembra del descaro,
quiero
opositar con los labios al reparo
que
tu aturdida boca poner puede.
¿Sabes
por qué, amor, tal beso quiero?
Porque
de tu aliento me hallo sin noticias
y,
al menos robado, ya será el primero.
Es
el hurto que abre la tasca de delicias
atendida
por el espirituoso cantinero
que
sirve la pasión tras hurtos de caricias.
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