Senos
Y
van tus pechos suaves bajo tu camisa
que
el amamantamiento sugiere.
Cada
pecho es un pecado que no quiere
ni
un leve quebranto, tu gesto lo avisa.
La
tela plegada con cuatro botones
que
pretenden ser una fortaleza
parece
de acero y al deseo despieza
en
mil apetencias de mil enjambrazones.
Así
caminas por doquier sembrando la pasión y la locura.
¡Cómo
envidio a aquél que logre convencer a tu botonadura!
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