Trepadora
del aire
Cada
día que pasa, con tu aroma
recién
despierto por la campanilla
que
al oído conmueve y maravilla,
cual
puntual cucú, tu genio asoma.
Tal
como se irguiese una persiana
vencida
por el diario alborecer,
allí
donde el cristal llega a traer
a
tu esencia el latir de la mañana.
Igual
que esa luz que siempre ronda
gentil
en el enorme cielo afable
trepidando
ante el afán infatigable
por
convertirla en primorosa blonda,
trepas
por el aire hasta las nubes
buscando
sutilezas de algodones
con
las que logras bellos escalones
por
las que me invitas y me subes.
Me
pliego, admirado, a tu fantasía
y
recorro de tu mano toda ella,
sorprendido
hasta con alguna estrella
que
pones a brillar en pleno día.
Es
camino sin fin, donde no hay meta
para
la genialidad, para el encanto…
me
obnubila ese don, no sabes cuánto
tu
magia me estimula a ser poeta.
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