También yo amo
No
por muy lejos que estés no estás más cerca,
ni
por mucho que camines hacia el sol te veo más lejos.
No
por tanto que enciendas el fulgor de mil reflejos
opacará
otra luz prendida en mi que se te acerca.
No
porque el lánguido suspiro dormido por tu aliento
sea
lamparilla y bruma que endulzan mis anhelos,
el
dulzor que invita bajado de mis cálidos desvelos
a
posarse en tu alma de espejo, mando sobre el viento.
Cantan
mil cascabeles dorados cuando te concibo,
cuando,
al presagiarla, hiere la cándida estocada
de
tu dulce pupila que punza las pasiones donde libo.
Bailan
los violines en la noche, antes apagada
de
música, de luz y de danza hasta tu arribo,
porque
mi amor concluye en ti; más allá, nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario