miércoles, 20 de agosto de 2014

ENJAMBRE DE PENAS

 
Enjambre de penas

Como un injusto Edén que añil me castigase
a contemplarlo desde ahora cada día
en ese manantial de triste melodía
sin más propósito que no mutar su fase,
posáronse en mi espíritu no uno, sí mil cielos
cuando vi tu sonrisa con tu mano en la suya.
¿Por qué a mi enjambre de penas no lo dejas que huya
de los panales de ayer, que hoy son agrios pomelos?
¿Qué tiene, dime, amor, esa turba que acibarada ronda
hasta el gemido, prohibiendo a la tristeza que se esconda?

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