La
noche sin luna
La
noche encendida viene,
de
estrellas viene encendida
mientras
la luna delira
en
su ensoñación y duerme.
Dormida
la luna espera
que
el sol la noche se beba
sorbo
a sorbo y nada quede
de
los fulgores que hieren
sus
ansias de luna llena.
Dormida
la luna aguarda
soñando
el tiempo que falta
a
su faz de luna nueva.
Y
ensoñadora, convida
a
la noche que se abriga
con
lejanas llamas quedas,
a
advertir en cada estrella
mil
titileos de envidia.
Pues
sólo a ella concierne
que
apenas su faro prende
se
escondan mil lunas tibias.
Yo
te espero en campo abierto
cuando
no quede ninguna.
¿No
ves que la luna oculta
con
su ausencia nuestros cuerpos?
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