Mía
De
tu embrujo y tu caricia va cautivo
mi
ya no joven paso, buscando el escarceo
que
calienta el embrujo de latente deseo
por
el que casi muero y por el que casi vivo.
Veo
a lo lejos tu figura envuelta en fantasía,
belleza
en el regalo, belleza en la envoltura,
silueta
enamorada que enciende la hermosura
ardiendo
para nadie, pues es tan sólo mía.
Mía,
amor, mía, que así lo considera
aquél
que por ti ¡cuánto no diera,
expresándolo
todo en un murmullo!
Mía,
amor, toda mía… alma investida
de
todo lo que esperaba de la vida,
que
igual de intensamente yo soy tuyo.
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