Mirarte
y verte
No
puedo vivir cada día sin mirarte,
sin
vivirte, sin probar eternamente
el
calor de tu piel que absorbe ausente
la
sed de mi todo, mi nada, mi parte…
Ni
mecerte si duerme el estandarte
que
al deseo enciende de repente,
llevándome
al jardín indiferente
de
todo cuanto ignore enamorarte.
No
te veo y te sigo querer viendo
y
sin verte regresaré mirando
el
vergel que de ti se está vistiendo.
Cada
flor de ese Edén me dirá cuándo,
perfumada
y visible, será atuendo
esa
voz que hoy me llega sólo hablando.
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