miércoles, 20 de agosto de 2014

GUITARRA

 
Guitarra

Con voz dulce, templada y armoniosa
aturdes el alma anhelante de vívidos antojos
que atiende el oído, que escuchan los ojos
viendo cada nota que doquier se posa.
Ese timbre de aceros, de tripas y de linos
que trepidan, gimen y sólo el aire apaga,
todo lo canta, todo lo dice, todo lo divaga,
tanto en mentes de azúcar o ensueños salinos.
Por eso el tiempo que va de junio a mayo
cuando cantas tú, guitarra, para oírte callo,
por que esos cantares, cual veloz arpella,
como a mí me embriagan, le vayan a ella.


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