Lumbre
Eres
rinconcito esquivo a donde van
misterio,
deseo, placer y fantasía,
volcánico
interior de blanca lencería
que
el ansia escenifica posada en un diván.
No
es óbice, amor, que amor te tenga
más
allá de cualquier otro sentimiento,
para
que un afán que parece desatento
ni
lo sea sin más, ni no convenga.
Pienso
en el néctar de rojo carmesí
que
en tu boca duerme, como en ti
el
tórrido anhelo roza la techumbre
e
impaciente respira, quiere, aguarda
ver
el tiempo pasar hasta que arda
cada
poro de piel en nuestra lumbre.
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