La
entrega
Ilusorio
detengo el tiempo en la clepsidra
húmeda
que marca el pulso del momento
y
donde cada gota surtida de ella, cristaliza
en
amor y deseo por indagar en tu sentina
del
pensamiento.
Es
gesto ilusionado de andar por tu memoria
como
el piano y los dedos ansían los arpegios
o
el pincel y la acuarela codician una joya
de
agua y de color, por saber si eres toda
sortilegios.
Igual
que si fuese un Holmes
enamorado
fumando
su pipa, divago sereno y repujo
tu
voz en mi mente, tu alma en mis manos,
por
ver en ellas turgente, seductor y alado,
tu
embrujo.
Por
tal sé tus pensamientos, sortilegios
y
embrujos, cálida percepción melada
que
me lleva con rumbo al fragor sereno
de
tu perfil que a la belleza es regreso:
tu
mirada.
Ahora
aguardo tranquilo en mi floresta
con
un primer deseo en el alma impreso,
esperanza
apacible que, con ligereza,
ve
la cierta y paciente quimera puesta
en
el beso.
Y
será, tras los labios besar y aventurarse
por
un mar proceloso en que navega
la
nao de dos velas donde arden
el
mástil poderoso y su velamen,
la
entrega.
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