miércoles, 20 de agosto de 2014

ESPEJISMO


Espejismo

No hay amor más virtuoso
que aquel que suspira atrapado en la distancia.
Amor que no sabe de besos reales
ni de caricias…
tan sólo de lánguidas frases
que se enredan en versos
de añoranza y deseo.
Expresión viva de un canto del mañana
incierto, donde se cita
a que agonicen las concluyentes olas
que danzan cada noche
esculpidas en elipses de agua
a punto de quebrarse,
pero que insisten luego
en petrificar el instante previo
de añoradas rompientes.
No hay amor más abnegado
que el que soporta el desaire constante
del olor y el beso,
de ese aroma esquivo a desnudarse
y de ese pliegue de labios
vestidos de humedades
que no logran conocerse,
confundidos desde el casto idilio
propuesto por la ausencia.
No hay amor más imposible
que ese que no escucha
la invitación al baile
ni al reto del misterio.
Ese que trova cada noche melodías
y bebe ansioso el horizonte
porque no alcancen
a extasiar al alma enamorada
ni a consolar al corazón
que llora la lejanía de su canto.


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