Lo que me irrita de las puertas entreabiertas es que no consigo
descifrar si están dispuestas a abrirse del todo o, por el contrario, a
cerrarse definitivamente.
Si supiésemos que la suerte está escondida debajo de una piedra, todas
estarían ya suspendidas en el aire.
No hay ser más endeble que una persona supersticiosa.
Titubear es dejar de ser uno mismo durante unos momentos.
La estupidez es un chupete con que la naturaleza consuela a aquellos que,
por su propia imperfección le han salido poco avispados.
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