¡Ay, si el hombre pudiese quedarse con el firmamento! Los pobres de la Tierra seguirían poseyendo
las mismas minucias y disfrutando de idénticas miserias. Incluso el hombre con mayor poder en la Tierra tiene la simpleza de
morirse por cualquier tontería. La muerte es tan cierta y tan velada que todo el mundo se pasa la vida
esperándola y temiéndola.
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