¡Bajemos la voz! ¡Callemos un tiempo! A ver si los pájaros dejan de
oírnos y se deciden a contarnos nuevas cosas con sus trinos.
A una bellísima pintura le puede faltar una última pincelada. A un
Adonis siempre le sobra un gesto de arrogancia.
Nada puede describir mejor un paisaje que una mirada
curiosa.
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