¡Qué fácil resulta percibir las miserias humanas y qué difícil es
sortear el laberinto para solidarizarse con ellas!
Prefiero que me lloren los ojos a que me llore el alma.
Mil defectos míos me separan irremisiblemente de ti. ¡Cómo desearía
poder nacer nuevamente! Entonces ya me habría liberado de todas mis torpezas y
sería capaz de saltar de nuevo sobre ti, como una fiera apacible.
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