No se puede ser indiferente ante ningún suceso. Cuando ocurre,
alguien está muy cerca de la envidia o de la crueldad.
El hombre en ocasiones se considera bueno y proyecta
bondades que incumplirá luego. Igual que los áridos desiertos inventan gratos
espejismos que se desvanecen cuando se está a punto de alcanzarlos.
Existen personas tan embriagadas en su afán de poder, que
obtienen el castigo de llegar a ser poderosas.
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