Pocos presentes pueden considerarse tanto como el de una verdadera amistad. Tras regalarlo, nadie puede obviar ese obsequio so pena de cometer el sacrilegio de haber entregado una piedrecilla a cambio de un pulido diamante.
Por ti sería capaz de realizar cualquier proeza, y luego dejar transcurrir el resto de la vida, callado, sin confesar a nadie el mérito de haberla hecho.
La astucia es un bello ardid cuando con ella se consigue dar lecciones enriquecedoras sin buscar perjuicio para nadie.
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