jueves, 19 de septiembre de 2013

SUSURROS DEL DUENDE. NÚMERO CXXXV









Se está menos inseguro sumido en las tinieblas de la oscuridad que en las de la ignorancia.



Si el lebrel del canódromo supiese de antemano que jamás alcanzará a la falsa liebre que siempre se le escapa, igual no la perseguiría. Si el hombre tuviese la certeza absoluta de la inexistencia del Cielo y del Infierno, buscaría otras razones parecidas para seguir rezando.



Si los filósofos no hubiesen sido tan abrumadoramente perspicaces, la humanidad hubiese podido entender con mucha mayor facilidad sus pequeñas y sus grandes cosas.


 

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