La bondad es un maravilloso presente que solo el hombre está facultado para poseerlo. Tan extraordinario debe ser el atributo de ese privilegio, que muy pocos son los que se atreven a dejar escapar un gesto bondadoso de sus corazones.
Dejar de ser niños es comenzar a cumplir la penitencia sin haber pecado todavía.
¡Qué bella me parece la soledad... a ratitos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario