martes, 10 de septiembre de 2013

SUSURROS DEL DUENDE. NÚMERO LXXX










El hombre sensible debería ser aquel que, con los ojos vendados, aspirase una flor y percibiese todos sus colores y matices.



La naturaleza ha hecho a todas las personas iguales.   Lo que no ha podido conseguir es dotarnos de un gen que nos haga desistir de tratar de ser diferentes.



Morir: no es mala cosa cuando a diario se experimenta que no se vive.




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