martes, 10 de septiembre de 2013

SUSURROS DEL DUENDE. NÚMERO LXXIX









Que no suene la campana cuando su tañer canta la desolación y la tristeza. Suele contagiar todo el entorno con su pena. Que lo haga cuando el badajo tenga deseos de divertirse. Inundará el entorno de sensaciones que se parecen a la felicidad.



Hoy he pasado otra página  en blanco de mi vida. Veré si mañana soy capaz de colorearla.




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