miércoles, 11 de septiembre de 2013

SUSURROS DEL DUENDE. NÚMERO XC











El hombre no debe arrodillarse jamás. Esa es la única pose que envilece la grandeza del hombre.



Si algo me quieres, no me halagues, y menos hasta el punto de que pueda llegar a creerme todo lo que viene regalado fácilmente a mis oídos. Eso me convertiría en el ser más indefenso de la creación.


Estoy convencido de que los hombres dotados de mayor valentía
no aparecerán jamás en las páginas de la historia.




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