domingo, 8 de septiembre de 2013

SUSURROS DEL DUENDE. NÚMERO LXXI










Los días no son más que unas pocas horas. Las horas un ramillete de minutos. Los minutos, una pequeña legión de segundos. Los segundos, ligeros lacitos de tiempo. El tiempo, un hilillo de seda apenas perceptible.



La humildad me parece la más hermosa de las cualidades humanas. Y más fascinante cuando se transparenta en el interior de la sabiduría.



No hay brevedad tan dulce como la experimentada por el dolor.




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