domingo, 8 de septiembre de 2013

SUSURROS DEL DUENDE. NÚMERO LXXIII










¡Mira aquel campo de amapolas...! Parece como si hubiesen herido la tierra hasta hacerla sangrar copiosamente.



¡Viva la libertad...! Gritaba la guillotina cada vez que bajaba veloz como una centella para cubrirse de sangre.


La fe, antes de consolidarse, debe de haber estado cuestionada por la duda. Son enemigas una de otra, no pueden convivir bajo el mismo techo. Tan solo cuando una de las dos haya desaparecido para siempre, la otra podrá campar a sus anchas.



No hay comentarios:

Publicar un comentario