Todo es relativo. En el universo la velocidad de la luz es tan limitada como la de un caracol sobre la hoja áspera de una higuera.
Si en algo el hombre no se diferencia de los animales es en su falta de generosidad. Ese es un don que no contiene la naturaleza y la superioridad del intelecto humano no ha querido aventajar al resto de las especies en esa cuestión.
La grandeza del hombre reside en su inteligencia, pero motivada siempre por los impulsos generosos de su corazón.
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